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miércoles, 20 de febrero de 2013

Para siempre...


Los que tenemos la dicha de tener verdaderos amigos, encontramos un pedacito de nuestro corazón en cada uno de ellos. Mucho se habla de la amistad pero no tantos conocen las emociones que provoca un verdadero amigo.
Es verdad que la amistad se manifiesta de distintas formas y que no siempre un amigo puede estar cerca nuestro, pero el sentimiento de alegría, de ternura y de dulzura es igual con todos y cada uno de los  ellos, más allá que no lo frecuentemos. Podremos enojarnos con un amigo, provocar o que nos provoquen huracanes y toda clase de tempestades, pero en una mirada suya encontraremos la calma y la alegría...es algo difícil de describir. Una palabra, un abrazo, la sonrisa de un amigo, nos lleva por senderos de la vida con intensa luz y brillo aún en momentos en que todo parece perdido.

Las almas de los amigos se unen de tal forma que están unidas como lo están con las de nuestros hermanos, por esa razón o mejor, por ese sentimiento; es que son nuestros hermanos de la vida, los que Dios puso en nuestro camino.
Nada emociona tanto como sentir la risa de un amigo, el brillo de su mirada, el calor de su compañía y de un abrazo suyo. Nada más sublime que su cariño incondicional.

Los que hemos transitado un camino, aunque nos quede un trayecto por delante, nunca vemos envejecer a un amigo :) al contrario, siempre descubrimos su niño interior, su crecimiento y su necesidad de ser niños nuevamente a nuestro lado. Jugar con un amigo en la edad adulta es estimular el sentido de nuestro vivir, y en verdad hay muchas formas de jugar en la vida con ellos...infinitas formas de reir y soñar...

No es la primera vez que nos referimos a la amistad en Esencia de Mujer, y ésto es así, porque estamos agradecidos...estoy agradecida profundamente por el amor que me brindan y que llega a lo más profundo de mi alma ahora y para siempre...juntos para siempre.

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