Indudablemente
la vida es emoción pura…a veces las emociones son más fuertes y tal vez efímeras, otras, más tranquilas y prolongadas.
El hecho es que, al llegar a una etapa adulta de nuestras vidas, pensamos que lo más importante lo hemos vivido y que
aprendimos de las lecciones que se nos presentado; hasta creemos
que no sólo nuestro aprendizaje es de nuestra ultilidad sino también para transmitirlo a otros.
En parte es
así, si uno a cierta edad no aprendió nada de lo bueno y malo vivido, si no
atesoró la intensidad de algunos momentos
o no disfrutó de algunas victorias personales superando así fracasos y obstáculos, los que sean, por ésto y mucho más, podríamos decir que no se aprendió a vivir…pero
este es el tema: ¿aprendimos a vivir?
Personalmente considero
que he vivido con intensidad…alguna vez lo dije: intensidad en la felicidad y
en el dolor. Disfruté de aquellos momentos que parecían pertenecer a una película porque
no podía creer que era yo quien los viviera….hasta me he pellizcado para
sentirlo mi realidad. Pero nuevamente pregunto ¿aprendí a vivir? Si hago un repaso de cada
encuentro en este blog con uds. pareciera que sí; y digo que "pareciera" porque al menos he tratado de transmitir, siempre que pude, el lado bueno y lindo de la vida y algunas veces, muy a pesar de
todo. Pero también he encontrado contradicciones, con algunos días que estando
triste, sólo puede expresar palabras con tintas de nostalgia y otros sentimientos...
Así como el conocimiento en sí, es infinito, el aprendizaje de la vida no
termina nunca….pienso que si alguien leyera esto diría "bueno bueno, no descubriste
la pólvora…",
Es que por las circunstancias actuales que vivimos, la falta de esperanza de todos,
Infinidad de besos
Autor de la imagen: Donadio Salvatore
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