Durante el siglo XIII todos los cisnes eran propiedad de la Corona, y algunas sociedades y ciertas personas los poseían con licencia real. El Rey contaba con un maestro de cisnes cuya principal función era su crianza.
En realidad, el cisne era apreciado como alimento y como simbolo de posición social, tanto por la Corona como por los que gozaban del privilegio de ser sus
propietarios.
Se servían cisnes como manjar principal en los banquetes y una vez cocinados, se les colocaba nuevamente las plumas.
Para la mitología el cisne era un ave consagrada a Apolo, Dios de la Música; porque la creencia era que el cisne antes de morir cantaba melodiosamente. Para Pitágoras el cisne era semejante al alma que nunca muere y la alegría de su canto antes de morir, era porque ya sería liberada de su cuerpo mortal..
Esta historia del cisne nos hace pensar lo efímera que es la belleza, lo poco que es apreciada por el hombre en general, tanto la belleza física como la espiritual. El cisne según la historia representaba un símbolo de posición social, simbología que terminaría en convertirse en el alimento de una noche de banquete. Representa la Finitud del Valor Belleza, en ambos apectos, que nace y muere para ser decorativo, pero no tiene mayor valía que la ya mencionada,
La mitología nos menciona su canto melodioso y lo asemeja al alma, nada más acertado ver al alma reflejada en la pureza de un cisne que nada con elegancia las aguas serenas...
Muchos somos considerados "cisnes" en diferentes situaciones en las que nuestra belleza interior es efímera o no existe a la luz de algunos.
Vivimos un tiempo finito por lo que sería imprescindible dar el valor necesario a lo que realmente lo tiene.
¡Gracias Donadío Salvatore por tan hermosa creación!
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