Cuenta la leyenda que un Primer Mandatario, muy importante a nivel mundial, había sufrido un gran desengaño amoroso, lo cual le produjo una fuerte depresión que lo hacía sentir muy mal, y por ésta razón decidió buscar la forma de superarla con la ayuda de alguien.
Una persona muy allegada a él le recomendó consultar a un anciano chino, que, con su sabiduría milenaria,
seguramente conocería algún remedio contra ésa depresión.
Muy a su pesar el Primer Mandatario fue a ver al anciano, ya que era un poco escéptico con respecto a lo que éste podría hacer. Cuando hubo terminado de contarle su problema, el anciano permaneció unos segundos en silencio, y luego dijo:
- Usted debe tomar todos los días, una taza de té,durante seis meses.
El importante mandatario, pensó que el anciano, no conocía ningún remedio verdadero contra su dolor, y le estaba diciendo algo para conformarlo, porque el té es una bebida común, que todo el mundo toma, y no es sabido que tenga algún efecto contra la depresión, y enojado, le respondió:
- Yo no soy chino, y a mi el té no me gusta, así que no lo voy a tomar.
A lo cual el anciano replicó:
- Si usted prefiere puede tomar café, o cualquier otra cosa que le guste, ya que lo que cura no es el té, sino los seis meses.
Muchas veces el tiempo es insustituible, y aunque parezca nuestro enemigo, en realidad es nuestro aliado.
El tiempo es vida, y todo lo que tenemos para vivir es muy importante, y, aunque en algunos casos no sea todo lo más agradable, esa experiencia de vida es la que nos hace crecer, madurar, y en definitiva,
ser nosotros mismos.
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