Hoy te miré y casi no me saludaste, te miré insistentemente y tu mirada era inexpresiva, sentí bronca, dolor, no podía entender esa expresión indiferente.
Recuerdo cuando lo conocí, siempre me indicabas lo que tenía que hacer, a veces con brillo, a veces con lágrimas, te miraba y tenías todas mis repuestas, sin hablar, decías todo.
Ya no sé cuánto pasó de aquella vez....qué feliz,...sentí una enorme alegría al verlo....quiero recordar ese momento pero ya nada hace que lo pueda traer a mi mente, mucho menos a mi corazón, ni siquiera recuerdo su mirada...
Sí, las noches en las que me sumergía en vos sin hablar, y me aconsejabas que tuviera calma, que de alguna forma u otra, todo se iba a reacomodar.
Sí, las noches en las que me sumergía en vos sin hablar, y me aconsejabas que tuviera calma, que de alguna forma u otra, todo se iba a reacomodar.
Pasaron noches y días enteros sin poder casi dormir, eternos días de ausencias y ya no te preguntaba nada. Mi vida transcurría sin saber que estabas.
La despedida sin despedida, el adiós sin adiós, nunca más un llamado, nunca nada más de su vida. Lloré mucho hasta llegar acá y darme cuenta de lo que no existió, de interpretar silencios, palabras ambiguas, mensajes fuera de contexto o sin contenido... lloré, hasta dejé de vivir...ahora debía dejar de buscar en vos y más en mí.
Comprendí así, que sólo eras mi reflejo, sólo mi imagen, a veces con brillo otras con sombras.
Lentamente decidí así, alejarme de mi espejo....
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esperamos tu comentario con agrado...