miércoles, 20 de febrero de 2013

Sábanas color Rubí

Ayer por mañana, busqué aquéllas sábanas para cambiar las que tenía puestas en mi cama. Mientras las buscaba pensaba que aún conservo las fragancias de mi adolescencia: el sol en las sábanas almidonadas con aroma a jazmines y rosas que mamá les colocaba…qué placer acostarme en aquella cama de la casa de San Fernando.
Intenté situarme nuevamente en esa época tan bella de mi vida, y compré fragancias de canela, rosas y sándalo, otras de lavanda y enebro y por último de gardenia y notas de flores blancas. Antes de ducharme y vestirme para empezar la jornada, dejé mi cama con mis sábanas de satén color rubí y las perfumé con esencias.
Las últimas noches había tenido un sueño intranquilo y por momentos sobresaltado debido a trabajo atrasado, compromisos y el cansancio aumulado de varios días de intenso calor. Necesitaba un noche de descanso profundo y reparador en un ambiente especial… mío…
Hoy tuve otro día raro, difícil, injusto… de esos que quisiera borrar…llego apurada y ansiosa a casa, y luego de cenar y escuchar música…me acuesto a dormir entre mis sábanas color rubí…pero la premura por dormir no me permitió conciliar el sueño…
Sin saber por qué, mi primer pensamiento fue aquella tarde cuando compré las sábanas y no sé por qué extraña razón me inquieté al recordarlo. Había elegido la mejor y la más cara…la pagaría pagarla en cuotas, pero valdría la pena dormir en sábanas de satén… había algo más y no podía recordar y no insistí en hacerlo. Pensé en todos los momentos vividos, felices por demás y otros muy tristes y entendí que la vida gira a veces más rápido que uno, que el ayer se confunde con el hoy y con el mañana y no quería más perderme en ella…seguía sin poder dormir y en mi mente surgían imágenes de cuando era adolescente, las de mi casa, linda grande; el jardín con árboles frondosos y los rosales que papá había plantado en el invierno para obsequiarle a mamá todos los días una rosa ... cuánto los amé y cuánto los extrañaba…recordé mi casita de muñecas…mis hermanos, mi familia….toda una vida juntos y otra vida separados sin entender por qué…o sí…no….sin entender…
Luego salté a mis años de facultad y entre recuerdos del primer y gran amor, las primeras llamadas telefónicas que recibía de un chico…las tardes prolongadas de sol en el jardín…otra vez aparecía el recuerdo de aquellas sábanas de mamá… eran sin duda más lindas…éstas eran de raso pero no eran las de mamá… tampoco vería al despertarme por aquel ventanal los arbustos de corona de novia durante el verano o las Santa Rita fucsia ni aquellos desayunos en la bandeja de madera y mimbre, con una cuidada y suavemente perfumada carpetita de hilo de mi abuela, jugo de frutas, tostadas con mermelada y café…aquél que nunca más pude saborear…
Se me llenaron los ojos de lágrimas, nunca sería igual…nunca.
No puedo explicarme cómo ni por qué al fin recordé por qué compre mis sábanas de raso, las que usaría esta noche, la alegría al comprarlas, guardarlas y estrenarlas…y tu imagen y tu mirada me sacudieron, me inquietaron más aún porque aquella tarde de fin de año no viniste a verme después de tanto ...sonreí pero con lágrimas y me despedí de tu recuerdo y de aquellas sábanas de raso color rubí que no usaría más...

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Salvatore Donadío